La poderosa huelga de trabajadores automotores estadounidenses contra General Motors enfrenta a 47.000 obreros contra una de las empresas más lucrativas del mundo. La huelga está ganando un amplio apoyo entre los otros trabajadores que ven a los huelguistas como un batallón en el frente del combate global contra el dominio corporativo y la desigualdad social.
Una batalla de esta magnitud requiere la movilización de enormes recursos sociales y económicos. Así como los soldados de un ejército necesitan equipos adecuados para luchar, los trabajadores en huelga —una forma que asume la guerra de clases— deben tener las provisiones adecuadas.
Pero los oficiales del UAW, escondidos en la comodidad de sus oficinas corporativas en su sede, Solidarity House, se rehúsan a proveerles a los trabajadores de GM el apoyo y los recursos necesarios para ganar esta lucha.
En primer lugar, el UAW les ordenó a los trabajadores de Ford y Fiat-Chrysler a seguir trabajando, dejando así a los trabajadores de GM aislados y minimizando el impacto de la huelga.
En segundo lugar, Solidarity House está limitando el sueldo de huelga a $250 por semana, mucho menos que el mínimo requerido por los trabajadores automotores para cubrir sus necesidades básicas durante la huelga. Incluso esto no inicia hasta la segunda semana de huelga, intensificando la carga financiera de los trabajadores de GM.
Calculado con una semana de 40 horas de trabajo, el sueldo de huelga es de $6.25 por hora, $3.20 menos que el salario mínimo miserable en Michigan de $9.45 por hora.
Los gastos financieros del UAW
La razón del bajo sueldo de huelga no es que el UAW carezca de los recursos para pagarles a los trabajadores más. El fondo de huelga controlado por el UAW es de $760 millones. Este dinero proviene de las contribuciones de los trabajadores. Pero Solidarity House solo utiliza una fracción de esto para los huelguistas.
El salario menor al mínimo desembolsado por Solidarity House somete a los trabajadores a una situación financiera cada vez más desesperada cada día que pasa. No es un secreto que GM está contando con que las dificultades económicas de los trabajadores los obliguen a aceptar otro acuerdo entreguista.
El lunes, el Detroit Free Press escribió con entusiasmo: “¿Qué alcanza hoy día con $250 por semana en sueldo de huelga? No mucho. El sueldo de huelga del UAW es menor a la línea de pobreza nacional, el salario mínimo de Michigan e incluso lo que el jubilado promedio recibe del seguro social”.
Señalando que el bajo sueldo de huelga beneficia a la corporación, el Free Press añade, “Todos esos números dan un vistazo a cuán difícil será para los huelguistas de General Motors vivir con un sueldo de huelga de $250 por semana”.
Pero ¿por qué se está rehusando el UAW a proveerles a los trabajadores el apoyo que necesitan?
El UAW afirma ser un sindicato que defiende los intereses de decenas de miles de miembros que pagan cuotas. En realidad, funciona como una corporación mediana. Su principal negocio es proveer y vigilar una fuerza laboral de bajo costo para General Motors, Ford y Fiat Chrysler. El escándalo de corrupción masivo en el que está sumida la organización es meramente la expresión abierta de este hecho.
Los beneficiados de este negocio corrupto son un grupo privilegiado de aproximadamente 450 ejecutivos sindicales, incluyendo administradores, personal de oficina e innumerables lacayos sin ninguna descripción del trabajo que hacen. Su único propósito —como la mafia de una película de Martin Scorsese— es proveer el “músculo” que necesitan los oficiales sindicales que los apadrinan.
Los reportes del Departamento de Trabajo muestran que hay más de 450 ejecutivos del UAW que obtuvieron más de $100.000 en 2018. Incluso durante la huelga, el UAW ha seguido emitiendo sus pagos a esta pandilla parasitaria. Para cuando los trabajadores reciban su primer sueldo de huelga, el UAW ya les habrá dado a sus propios empleados $1,9 millones.
Según los documentos del Departamento de Trabajo de 2018, el UAW gastó más de $72 millones en salarios y otras remuneraciones al personal del UAW, el equivalente a $276.483 por día. Esto incluye a aquellos actualmente imputados y que recibieron entre $2.000 y $3.000 por semana. El UAW les pagó $3,7 millones a sus 30 oficiales en 2018 y $2,4 millones en 2017 —un aumento del 54 por ciento en un año—.
La mayoría de estos empleados ocupan puestos fijos con funciones limitadas o nulas. Por ejemplo, los reportes del Departamento de Trabajo indican que la nómina del UAW tiene 258 representantes de servicio, 134 asistentes, 83 secretarios, 42 organizadores, 27 contadores y 25 asociados temporales de campaña, cuya mayoría gana más de $100.000 por año. ¿Qué hace, por el amor de dios, toda esta gente?
¡Las declaraciones del UAW identifican a 18 mecanógrafos y 10 estenógrafos! Al parecer, Solidarity House no ha adaptado sus puestos desde 1950. ¿Cuáles son los trabajos que hacen realmente los individuos en estos puestos, con salarios cercanos a los $100.000 anuales? ¿Se supone que los trabajadores automotores crean que el presidente del UAW, Gary Jones, y la vicepresidenta Cindy Estrada les dictan sus correos electrónicos a estenógrafos, que escriben sus perlas de sabiduría y luego les pasan sus notas a mecanógrafos? ¿No saben Jones y Estrada escribir mensajes de texto en sus propios celulares?
Según una reciente oferta de trabajo para un representante de servicio en el local 2422 del UAW en Massachusetts, este empleo consiste en “coordinar negociaciones de contrato conducidas por los miembros” y requiere que “apliquen los contratos, resuelvan las disputas”, “gestionen los agravios” y “mantengan una comunicación regular y efectiva con los trabajadores”. Como lo saben los trabajadores automotores, los representantes de servicio no hacen nada de eso. Su salario promedio ronda los $120.000 a $140.000 por año.
Los 42 “organizadores” son en gran parte burócratas mayores de 45 años que ganan entre $130.000 y $140.000. No organizan a nadie ni nada. Entre 2017 y 2018, el UAW le reportó al Departamento de Trabajo que perdió a casi 10 por ciento de sus miembros, cayendo de 430.871 en 2017 a 395.703 en 20018.
La relación de salarios entre los ejecutivos sindicales y trabajadores es grotesca. Comparado con los trabajadores automotores, un representante de servicio del UAW que recibe $150.000 por año obtiene el doble que el obrero capacitado mejor pagado que gana $75.000. El ejecutivo recibiría el triple de los $50.000 que gana un trabajador automotor con mayor antigüedad y cinco veces que los $30.000 que gana un trabajador temporal y de tiempo parcial (asumiendo que trabaje el año entero).
Más allá de salarios y activos fijos, el UAW gastó $25 millones en otras “actividades de representación” en 2018, incluyendo $359.815 en catering, $1.337.357 en viajes de avión y $5.395.442 en hoteles y resorts.
Además, en 2018, el UAW gastó $30,8 millones en beneficios, $23,9 millones en “sobrepagos generales”, $13,8 millones en “administración sindical”, $10,4 millones en “actividades políticas y cabildeo” y $4,7 millones en mejoras a las propiedades del UAW como la instalación de Black Lake.
Este dinero viene de los propios trabajadores. El trabajador automotor promedio paga aproximadamente $1.200 al año en cuotas sindicales, lo que significa $6.000 cada cinco años (el equivalente a 24 semanas de sueldo de huelga) y un trabajador con 25 años de experiencia ha pagado $30.000 en cuotas (el equivalente a más de dos años de sueldo de huelga).
El UAW reportó que la cuota por mes de un miembro promedio es de $51.65. Lo que significa que, para fines de 2018, los trabajadores en las Big Three, las tres grandes automotrices estadounidenses, habrán pagado más de $100 millones en cuotas sindicales desde comienzos de 2015, mientras que todos los miembros del UAW habrán contribuido aproximadamente $250 millones durante ese periodo.
El UAW utiliza su “fondo de huelga” para financiar el aparato
Una porción significativa de las cuotas sindicales se utiliza para mantener el “fondo de huelga” del UAW. En 2001, este fondo tenía $1 mil millones. Hoy, contiene $760 millones.
Supuestamente, este fondo es para financiar huelgas, pero de hecho se utiliza para financiar el aparato. El UAW tiene un fondo masivo, pero casi no hace huelgas y tiene la intención de que esto continúe. Sin haber llamado a una huelga sustancial en más de cuarenta años, ¿por qué ha caído $240 millones en los últimos 18 años? La magnitud de esta caída es incluso peor cuando se calcula cuál sería su tamaño si los activos se invirtieran apropiadamente.
El hecho es que Solidarity House ha estado utilizando el fondo de huelga como una alcancía multimillonaria para los ejecutivos sindicales.
En 1980, el UAW modificó por primera vez su constitución para permitir transferencias directas del fondo de huelga a los pagos salariales del UAW y otros gastos. Entonces los ejecutivos sindicales crearon un fondo para salarios y gastos fuera de huelgas donde depositaban el 50 por ciento de los intereses y dividendos de las inversiones del fondo de huelga. En 1989, esto se aumentó a 75 por ciento y, en 2006, el UAW tomó la decisión de enviar ahí el 100 por ciento de los intereses e ingresos de las inversiones del fondo de huelga.
A lo largo de las décadas de 1990 y 2000, el UAW transfirió grandes cantidades de dinero fuera del fondo de huelga, incluyendo $50 millones en 1995, $75 millones en 2002, $60 millones en 2006 y $160 millones de 2010-13. El año pasado, el UAW acordó a transferir otros $25 millones del fondo de huelga. Como resultado, el UAW ahora gasta cantidades significativas de dinero derivadas del fondo de huelga en actividades no relacionadas con huelgas.
El 2018, el UAW gastó solo $208.970 en sueldos de huelga. Como comparación, el UAW gastó $748.239 en muebles, más del triple que los sueldos de huelga.
La necesidad de comités de base
El UAW tiene un interés material en acabar la huelga, no solo para proteger su caja negra y sus ingresos, sino para proteger el modelo de negocio explotador del UAW.
Cientos de oficiales del UAW tienen miedo de que los sueldos de huelga drenen los activos del UAW y corten el flujo interminable de cuotas sindicales hacia sus bolsillos. Los oficiales del UAW buscan utilizar su aparato organizacional y sus recursos para aislar a los trabajadores, imponer a la fuerza un contrato entreguista y acabar la huelga, manteniendo así su posición como policías de la fuerza laboral.
Operando como rompehuelgas, el UAW está poniendo de manifiesto la naturaleza de todos los sindicatos. El año pasado durante los argumentos orales en el caso de la Corte Suprema de Janus v. AFSCME , el abogado del sindicato AFSCME, David Frederick, hizo el punto explícito de que el papel de los sindicatos es prevenir huelgas. Las llamadas “cuotas de agencia” (el equivalente a cuotas obligatorias) son “la compensación por no tener huelgas”. Sin “la seguridad a los sindicatos”, aseveró Frederick, “despertarían el espectro inefable de inestabilidad laboral por todo el país”.
El argumento de Frederick fue claro: la estabilidad financiera de los sindicatos es esencial para prevenir el crecimiento de la oposición de la clase obrera en Estados Unidos. Son una fuerza policial industrial al servicio de las empresas y el Estado.
Este es el papel del UAW en la lucha actual. No es una cuestión de reformar o no esta organización. El UAW está conformado por y sirve los intereses de ejecutivos sindicales adinerados.
Lo que necesitan los trabajadores son sus propios comités de base, controlados democráticamente por ellos mismos. Tales comités de base deben basarse en la premisa de compartir información entre los trabajadores, facilitar la toma de decisiones democrática entre todos los trabajadores y garantizar que los trabajadores puedan realizar acciones comunes con base en las decisiones que tomaron.
La formación de comités de base es urgentemente necesaria para prevenir la derrota de la huelga. Los trabajadores automotores deben ganar el control completo sobre los recursos financieros que están siendo malversados por la Solidarity House.
El resultado de la huelga no se decidirá por el tamaño del sueldo de huelga en sí. Se requiere una estrategia social y política íntegra para movilizar la fuerza completa de la clase obrera en Estados Unidos e internacionalmente detrás de esta huelga. Pero, conforme los trabajadores automotores luchan por expandir la huelga, deben poner a su disposición los recursos necesarios. Consecuentemente:
· El sueldo de huelga debe aumentarse inmediatamente a $750 por semana.
· Los salarios regulares desorbitantes de todos los funcionarios del UAW deben suspenderse inmediatamente. Todo el personal no esencial debe ser suspendido hasta ha conclusión exitosa de la huelga. Los funcionarios sindicales que queden no deben recibir un sueldo mayor al de los trabajadores en huelga.
Pero, lo más importante —dado que el dinero no lo es todo— los trabajadores deben tomar el control de la dirección política de la huelga.
Al combatir General Motors, no solo están emprendiendo una lucha sindical contra la CEO Mary Barra y su junta de directivos. Están en una lucha política contra el poder concentrado en los bancos de Wall Street, quienes están detrás de GM, dispuestos a respaldar sus demandas antiobreras con miles de millones de dólares en crédito.
Y detrás de los bancos está el Estado capitalista, desde el republicano Donald Trump en la Casa Blanca hasta la gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, y el alcalde de Detroit, el demócrata Michael Duggan, así como el conjunto de otros gobernadores y alcaldes, todos preparados para movilizar el poder armado de la policía y las fuerzas represivas del Gobierno federal contra los trabajadores.
En contra de las empresas y sus socios sindicales, quienes cuentan con el apoyo del Gobierno capitalista a todos los niveles, los comités de base avanzarán los intereses de todos los trabajadores automotores y harán un llamado amplio a todos los trabajadores y jóvenes en todos los países e industrias: la lucha contra las empresas requiere un movimiento unido y amplio de la clase obrera contra la desigualdad social.
(Artículo publicado en inglés el 19 de septiembre de 2019)