La campaña presidencial de Bernie Sanders llegó a su fin el miércoles, con su gerente de campaña Faiz Shakir anunciando que Sanders volvería a su hogar en Burlington, Vermont, donde "tendrá conversaciones con sus seguidores para evaluar su campaña". El anuncio se envió por correo electrónico a millones de personas en la lista de correo de la campaña, sin la solicitud habitual de donación —una señal segura de que Sanders se está preparando para retirarse de la campana.
Lo que Sanders y sus principales ayudantes "evaluarán" es la forma exacta en la que comenzará a apoyar al exvicepresidente Joe Biden: si Sanders se retira oficialmente ahora, o si debe mantener la pretensión de un concurso.
Es significativo que Sanders esté cerrando su campaña precisamente cuando la realidad demuestra la necesidad del socialismo. La propagación de la pandemia del coronavirus expone la incapacidad del capitalismo para lidiar con cualquiera de los grandes problemas enfrentando la humanidad. Mientras las élites gobernantes responden canalizando billones de dólares en los mercados de valores, los trabajadores de todo el mundo están indignados por la indiferencia criminal de los gobiernos mundiales a las vidas y los medios de subsistencia de millones de personas.
Por segunda vez en cuatro años, Sanders ha montado una campaña para la nominación presidencial demócrata que movilizó a un gran número de seguidores populares, particularmente entre los jóvenes, en función de sus llamados a una "revolución política" y su enfoque en la desigualdad social. Y por segunda vez, Sanders intentará convencer a sus seguidores de que respalden al candidato procapitalista más derechista disponible.
El crecimiento del sentimiento anticapitalista revelado en el apoyo a Sanders asustó a la clase dominante. Después de las victorias iniciales de Sanders en los primeros caucus y primarias, el Partido Demócrata se volvió bruscamente contra él. El mismo partido que, según Sanders, podría reformarse, se movilizó para resucitar la campaña de Biden, la encarnación semisenil del partido como instrumento de Wall Street y los militares.
La mayoría de los candidatos restantes abandonaron y respaldaron a Biden, mientras que Elizabeth Warren, "progresista" nominal, terminó su campaña sin respaldar a nadie, una declaración efectiva de apoyo a Biden. El partido movilizó a los representantes corruptos de la burguesía y pequeña burguesía de afroamericanos para apoyar a Biden sobre la base de llamamientos racistas. Los medios de comunicación se organizaron para presentar a Biden como el candidato más "elegible" para derrotar a Trump, mientras que los partidarios de Sanders fueron calificados como agentes rusos.
Sanders no tenía respuesta para la ofensiva contra él. Cuando el Partido Demócrata lo pateó en los dientes, su respuesta fue desplazarse más hacia la derecha, adaptándose a cada paso. Esto incluyó una serie de declaraciones anunciando su disposición a la guerra contra Irán, Corea del Norte, Rusia y China, y que Estados Unidos tiene "el mejor ejército del mundo".
En el debate final del domingo pasado, centrado en el coronavirus, sobre todo Sanders aparento ser ineficaz y poco serio. Nada de lo que dijo Sanders avanzó más allá de los temas claves de su campaña. Era como si la extrema severidad de la crisis pasara completamente sobre su cabeza. Sus críticas a "mi amigo Joe" no se extendieron más allá de las reprensiones leves. No mencionó ni una vez "socialismo", "capitalismo" o su "revolución política".
En un comunicado emitido el martes por la noche, mientras las encuestas se cerraban por tercera semana consecutiva de derrotas electorales a manos de Biden, Sanders no propuso nada más allá de las medidas en discusión entre los demócratas del Congreso y la administración Trump. Por ejemplo, pidió a Trump que invoque la Ley de Producción de Defensa y envíe fuerzas militares a las áreas más afectadas por la epidemia, ambas acciones que Trump anunció al día siguiente.
Sanders pidió que se dediquen algo más de recursos a la lucha contra la epidemia, así como provisiones un poco más generosas para los infectados, despedidos o que cuidan niños debido a la crisis, donde el republicano Mitt Romney propuso un cheque de $1,000 a cada estadounidense Sanders propuso $2,000 por mes.
Sanders no pide que las industrias de equipos médicos y farmacéuticos sean de propiedad pública para lanzar un programa de emergencia para abrir unidades de cuidados intensivos y producir ventiladores, así como el desarrollo de una vacuna. No pide confiscar las fortunas de los súperricos para pagar las enormes necesidades sociales creadas por la crisis, y agravadas por décadas de recortes dirigidos por las corporaciones en los servicios públicos de salud. Ni siquiera pide impuestos a los ricos.
Sobre todo, Sanders no llama a la clase trabajadora a hacer nada, excepto aceptar pasivamente lo que la élite gobernante estadounidense decida proporcionar. Aquí está la falsedad esencial de las afirmaciones de Sanders de luchar contra el dominio de la sociedad estadounidense por los milmillonarios. Es imposible librar esta lucha dentro de los límites del Partido Demócrata, un partido de Wall Street.
La campaña de Sanders en muchos aspectos refleja las de los candidatos y figuras políticas anteriores del Partido Demócrata de “izquierda" e "insurgentes", incluyendo Jesse Jackson, Dennis Kucinich, Al Sharpton, Howard Dean y el propio Barack Obama, el candidato "transformador" de "esperanza y cambio”, cuya elección en 2008 supuestamente inauguró un cambio radical en la política estadounidense. Los resultados de estas propuestas anteriores para realizar la alquimia política en el Partido Demócrata son evidentes.
No solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo, los trabajadores han vivido las traiciones de las organizaciones que afirman representar una oposición a la élite gobernante capitalista, y terminaron haciendo sus ofertas. Esto incluye a Syriza en Grecia, Jeremy Corbyn en Gran Bretaña, Podemos en España, el partido La Izquierda en Alemania y "izquierdas" similares en Francia y muchos otros países.
Sin embargo, Sanders busca llevar a cabo la tarea de canalizar la oposición al Partido Demócrata en condiciones mucho más explosivas. Masas de trabajadores y jóvenes se están moviendo hacia la izquierda. La pandemia de coronavirus acelerará enormemente la radicalización política que ya ha comenzado.
Es necesario asimilar la experiencia de la campaña de Sanders y sacar las conclusiones políticas apropiadas. No se trata tanto del propio Sanders, sino de todo un tipo de política pragmática que espera una solución a la crisis que enfrenta la clase trabajadora sin un desafío directo al sistema capitalista.
El World Socialist Web Site y el Partido Socialista por la Igualdad (PSI) anticiparon la trayectoria de la campaña de Sanders. Cuando anunció su campaña presidencial de 2020 en febrero del año pasado, el WSWS escribió: "El fraude fundamental promovido por Sanders, junto con personas como Alexandria Ocasio-Cortez, es que el Partido Demócrata puede ser empujado hacia la izquierda y forzar una fuerza para un cambio progresivo".
La actitud del PSI hacia la campaña de Sanders, y todas aquellas organizaciones que la promovieron, se basó en un análisis marxista científico, históricamente fundamentado, enraizado en la historia del movimiento trotskista, que no se deriva de lo que las tendencias políticas o los individuos dicen sobre ellos mismos, pero por su historia y programa y los intereses de clase que representan.
El único camino para la clase trabajadora es sobre la base de una política genuinamente revolucionaria, no una "revolución política" para promover el Partido Demócrata, sino una revolución socialista para derrocar al capitalismo.
El objetivo de la campaña presidencial del Partido Socialista por la Igualdad es llevar nuestro programa y perspectiva internacional al mayor número posible de trabajadores y jóvenes, tanto en los Estados Unidos como en todo el mundo. Hacemos un llamado a todos los trabajadores y jóvenes a unirse a esta campaña y apoyar esta lucha.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de marzo de 2020)