El miércoles por la tarde, Will Lehman, un trabajador socialista de 34 años de la planta de camiones Mack Trucks en Macungie, Pennsylvania, fue nominado como candidato a presidente del sindicato automotor de EE.UU., United Auto Workers (UAW). Lehman necesita el apoyo más amplio posible de todos los trabajadores en el UAW, junto al de los trabajadores de todo EE.UU. e internacionalmente.
En la Convención del UAW celebrada en Detroit, Míchigan, Lehman fue nominado por dos delegados, el máximo permitido según las reglas de la convención. Como resultado, aparecerá en la papeleta. Los 400.000 miembros activos y 500.000 jubilados podrán votar.
En las elecciones, que se realizarán por correo en octubre y noviembre, Lehman desafiará al presidente en funciones del UAW, Ray Curry, un lacayo del expresidente convicto Gary Jones; al burócrata de larga data del UAW, Shawn Fein; a Brian Keller, un nacionalista y antisocialista; y al presidente del Local 163, Mark Gibson.
Lehman fue nominado por un delegado del Local 174 en Detroit que llamó a los exejecutivos del UAW “ladrones” y denunció a la junta ejecutiva actual de encubrir la corrupción. Otra delegada, proveniente de Chicago, dijo que nominaba a Lehman porque su campaña se opone a la burocracia del UAW y llama a la unidad internacional de la clase obrera.
La cúpula del UAW ejerció una gran presión sobre los delegados para que no nominaran a Lehman. En sí, la Convención fue una farsa antidemocrática en la que los líderes esperaron a que la mayoría de los delegados se fuera de Detroit para anular una votación que aumentaba los sueldos de huelga. Pero la crisis creada por la colaboración criminal de los líderes con las empresas automotrices es tan severa que incluso los delegados de esta convención manipulada rompieron filas y votaron a favor de colocar a Lehman en la papeleta.
La intervención de Lehman y sus partidarios en la Convención deja en claro que su campaña representa a las bases. Lehman llevó a un grupo de trabajadores para que presionaran a los delegados y les demostraran que su campaña es la única que cuenta con el respaldo de las bases. En un mitin realizado en la planta Warren Truck de Stellantis el día anterior a la nominación, los trabajadores de base exigieron que los delegados le permitan a Lehman aparecer en la papeleta y manifestaron su enfado por las décadas de traiciones del UAW.
En una declaración publicada tras la nominación, Lehman dijo que su campaña “no tiene como objetivo sustituir a un burócrata por otro. No podemos luchar por lo que necesitamos sin organizarnos”. Es necesario, dijo, formar “comités de base en cada lugar de trabajo para colocar el poder donde corresponde, en las manos de los trabajadores en la planta”.
La lucha por unificar a todos los trabajadores, en EE.UU. y a nivel internacional, y para llevar a cabo una verdadera lucha contra las corporaciones, añadió Lehman, requiere una rebelión de las bases. “El aparato burocrático que existe solo para reprimir nuestra lucha no puede ser reformado. Debe ser eliminado”.
La campaña de Lehman refleja el creciente impulso de los trabajadores para liberarse del aparato controlado por las empresas. Esto lo demuestra la serie de abrumadores rechazos a los contratos respaldados por el UAW y las poderosas huelgas que el sindicato se ha esforzado por suprimir durante el último año. Al mismo tiempo, facilitará el desarrollo de este movimiento de las bases en Estados Unidos y en todo el mundo.
Todo indica que la campaña de Lehman coincidirá con un crecimiento masivo de la lucha de clases en EE.UU. y se beneficiará de ella, incluso mientras el sindicato sigue diciendo a los trabajadores la increíble mentira de que el UAW es más fuerte que nunca y que cada nuevo contrato incluye “mejoras históricas”.
Además de llamar a una rebelión de las bases contra el aparato, la campaña de Lehman ha hecho hincapié en dos puntos:
En primer lugar, se ha opuesto a toda forma de nacionalismo y ha llamado a la unidad internacional de la clase obrera. En declaraciones y correos electrónicos enviados a todos los miembros del UAW, Lehman ha respaldado la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB), una iniciativa lanzada por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional el pasado mes de mayo.
En segundo lugar, la campaña ha vinculado la lucha por importantes conquistas económicas con la lucha contra el sistema capitalista, que es la fuente de la desigualdad y la pobreza. En un correo electrónico enviado a los miembros del UAW antes de la Convención, Lehman escribió: “Soy socialista. El socialismo reconoce que la sociedad está dividida en clases. En este momento hay una guerra de clases, pero solo una clase está luchando. El socialismo significa poner las fuerzas productivas del mundo bajo el control democrático de la clase trabajadora y distribuir los recursos para satisfacer las necesidades de toda la raza humana, no enriquecer a un puñado de multimillonarios”.
La declaración atacaba explícitamente la subordinación de la clase trabajadora a los dos partidos políticos capitalistas, que según él están “controlados por la élite gobernante”. Añadió:
El UAW forma parte de esta red de control político destinada a privar a los trabajadores de toda voz. Y me parece repugnante que, tras décadas en las que se nos ha dicho que “no hay dinero” para las escuelas, infraestructuras públicas o servicios sociales, ambos partidos, incluidos los políticos elegidos con el respaldo del UAW, encuentren 40.000 millones de dólares para intensificar una guerra contra Rusia para disputar Ucrania que podría aniquilar a la humanidad.
La nominación oficial de un candidato a presidente del UAW con un programa explícitamente socialista es un hito histórico y una muestra del inmenso potencial para la construcción de un movimiento revolucionario de masas en la clase obrera estadounidense.
En ninguna otra democracia occidental se ha librado una guerra tan implacable contra la presencia de socialistas en los sindicatos como en Estados Unidos. Desde que comenzó la caza de brujas anticomunista en los años 40, aprovechando la política podrida de los estalinistas, el socialismo ha sido completamente excluido de los sindicatos.
La creación de la AFL-CIO en 1955 se basó en un rechazo a toda la militancia obrera, un anticomunismo vicioso y la subordinación de la clase obrera al Partido Demócrata. Esto sentó las bases para la transformación del aparato sindical a finales de los años 70 y 80 en instrumentos directos de la patronal.
La clase obrera, sin embargo, está empezando a contraatacar. La campaña del UAW tiene lugar en medio de una intensa crisis política y económica. Los precios se disparan y los salarios disminuyen en términos reales mientras la pandemia se extiende sin control. La Reserva Federal está subiendo los tipos de interés para recortar los salarios, y el Gobierno cuenta con los sindicatos para imponer contratos con aumentos mucho menores a la inflación, incluso mientras el Gobierno gasta miles de millones para armar al Gobierno ucraniano en la guerra contra Rusia.
La clase dirigente está aterrorizada por las consecuencias. El New York Times, en nombre del Partido Demócrata, publicó un artículo sobre la Convención del UAW que se refirió a Lehman de manera superficial. El Times llegó a afirmar que todos los candidatos a la presidencia “están de acuerdo en la mayoría de las cuestiones clave que están en juego en las negociaciones contractuales del próximo año”, una mentira flagrante.
En cuanto a las organizaciones en torno al Partido Demócrata y el aparato sindical, han mantenido un completo silencio sobre la campaña de Lehman. Ninguno de los muchos delegados alineados con los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) o Labor Notes se presentó para nominar al único candidato que se presenta abiertamente como socialista. Esto se debe a que estas organizaciones pseudoizquierdistas, que representan a sectores privilegiados de la clase media, están totalmente orientadas a obtener posiciones dentro de un aparato que sirve como fuerza policial sobre la clase trabajadora.
La campaña de Will Lehman para presidente del UAW echa por tierra tanto la narrativa oficial de que la clase obrera es de derecha como la política racialista de la pseudoizquierda. La clase obrera está girando hacia la izquierda, buscando una forma de oponerse a toda la política de la élite empresarial y política. La campaña demuestra el enorme potencial que existe para una rebelión contra el aparato sindical proempresarial y la construcción de un movimiento auténticamente izquierdista y socialista de la clase obrera.
El éxito de la campaña, sin embargo, depende del apoyo activo de toda la clase obrera. Como declaró Lehman a los trabajadores tras la nominación: “No puedo hacer esto solo, no hago milagros. Esta campaña tiene tanto que ver conmigo como con ustedes. Tendrá éxito en la medida en que ustedes se involucren, en que desarrollemos a través de esta campaña la organización y la iniciativa para luchar y ganar”.
El World Socialist Web Site ha respaldado la campaña de Will Lehman para la presidencia del UAW. Hacemos un llamamiento a todos los trabajadores de EE.UU. y del resto del mundo para que la apoyen mediante la creación de comités electorales en todos los centros de trabajo. Difundan la campaña lo más ampliamente posible. Solo así podrá convertirse en la punta de lanza de una rebelión de los trabajadores de base contra la explotación empresarial y todo el sistema capitalista.
Para más información sobre la campaña de Will Lehman, visita WillforUAWpresident.org.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 31 de julio de 2022)