A un mes desde que inició el otoño en el hemisferio norte, ha quedado en claro que la próxima ola global de la pandemia de COVID-19 ya comenzó.
Debido al recorte de los sistemas de pruebas y reporte de datos en gran parte del mundo, las cifras oficiales de contagios son en gran medida inservibles. La estimación más precisa del verdadero número de infecciones diarias de COVID-19 del Instituto de Métricas y Evaluación de Saludo (IHME, por sus siglas en inglés) muestra que 21 millones de personas se infectaron globalmente el miércoles, un aumento de 23 por ciento en comparación con el mínimo más reciente de 17 millones de infecciones el 27 de septiembre.
En medio de esta crisis cada vez más profunda, las élites gobernantes de todo el mundo han descubierto la cura perfecta para la pandemia: simplemente ignorarla y encubrirla. Lo más que aparece en los noticieros son segmentos breves una vez por mes, mientras los periódicos apenas reproducen las mentiras de los políticos capitalistas.
Esta propaganda ha tenido un impacto terrible en la consciencia masiva y la sociedad global no está para nada preparada para la ola actual. Después de que se declarara, en las palabras del presidente estadounidense Joe Biden, de que “la pandemia se acabó”, muchas personas abandonaron incluso las precauciones más básicas. Observar los descuidos de un público mal guiado evoca la famosa pintura “El ciego guiando a otros ciegos” de Pieter Brueghel.
Pero los líderes políticos no están ciegos. Con una malicia deliberada, han ignorado las advertencias repetidas de los epidemiólogos y antepuesto el afán de lucro de la élite corporativo-financiera a la vida. Desde el inicio de la pandemia, varias figuras ultraderechistas han confundido a la población, mientras que los Gobiernos supuestamente liberales de todo el mundo han adoptado en el último año la estrategia de “inmunidad colectiva” liderada por la extrema derecha. Las consecuencias de estas políticas se están haciendo sentir, sumiendo al mundo en una situación incluso más peligrosa.
La ola cada vez más grande de infecciones de COVID-19 no se parece a nada visto desde el principio de la pandemia y tiene ha muchos científicos preocupados. Como resultado de la propagación irrestricta del COVID-19 este último año, la variante ómicron ha engendrado cientos de subvariantes con perfiles de mutaciones muy distintos, creando lo que los expertos han llamado una “sopa de variantes”.
Las más preocupantes son un conjunto de “variantes de escape” altamente mutadas que tienen una mayor inmunoevasión y transmisibilidad que todas las subvariantes anteriores de ómicron. Las variantes BQ.1.1 y XBB son particularmente preocupantes y se espera que se vuelvan dominantes en todo el mundo en las próximas semanas. En Singapur, XBB ya se volvió dominante hace dos semanas y está alimentando una ola masiva de infecciones y reinfecciones.
Los estudios indican que ambas subvariantes y otras nuevas dejarán sin efecto las últimas medicinas de anticuerpos monoclonales Evusheld y Bebtelovimab que aún surtían efecto, lo que pone en mayor riesgo de una enfermedad grave y muerte a decenas de millones de personas con sistemas inmunes suprimidos en todo el mundo.
Una de las mayores preocupaciones de los expertos es el impacto cada vez mayor del COVID persistente, que consiste en una amplia gama de secuelas prolongadas que pueden afectar casi todos los órganos del cuerpo. Un estudio prepublicado del Dr. Ziyad Al-Aly de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington descubrió que, comparado a aquellos que se han infectado de COVID-19 una vez, las personas que se han reinfectado tienen un riesgo dos veces mayor de morir por cualquier causa y tres veces mayor de ser hospitalizado, así como un riesgo dos veces mayor de sufrir al menos una secuela de COVID persistente. El estudio señala, “Los riesgos son evidentes en los subgrupos, incluyendo en aquellos sin vacuna, con una dosis, dos dosis o más antes de su segunda infección”.
Cabe notar que la variante XBB ha disparado las reinfecciones confirmadas en Singapur de solo 5 por ciento a mediados de agosto a 17,5 por ciento el 14 de octubre, un aumento sin precedentes que subraya los peligros de las nuevas “variantes de escape”.
En una rueda de prensa alarmante el miércoles, la líder técnica sobre COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Dra. Maria Van Kerkhove subrayó que la subvariante XBB “está mostrando una importante inmunoevasión” Continuó: “Esto nos preocupa porque necesitamos asegurarnos de que las vacunas siendo utilizadas a nivel global sigan siendo efectivas en prevenir una enfermedad grave y muerte. Cuanto más circule el virus, más oportunidades tendrá para cambiar”.
Concluyó: “Necesitamos poder darle seguimiento a este virus. Hay millones de casos siendo reportados cada semana pero nuestra vigilancia ha caído, las pruebas han caído, las secuenciaciones han caído y, a su vez, eso ha limitado nuestra capacidad como organización, con nuestras redes de expertos de todo el mundo, para evaluar estas [subvariantes]”.
Los comentarios de la Dra. Van Kerkhove son una acusación devastadora de las políticas implementadas en todo el mundo. Incluso si la “sopa de variantes” actual no deja sin efecto las vacunas existentes en cuanto a prevenir una enfermedad grave y muertes, la continua propagación del virus le ofrece miles de millones de hospedadores dentro de los cuales seguirá mutando y potencialmente evolucionará en una variante más letal, al tiempo en que la capacidad de la OMS para monitorear estas mutaciones se está deteriorando sustancialmente.
Decir que la sociedad estadounidense y mundial vuelan a ciegas hacia la tormenta inminente es un eufemismo extremo. Una descripción más correcta sería que el piloto del avión derramó deliberadamente el combustible del motor, saboteó el equipo de aterrizaje y les dijo a los controladores de tráfico aéreo que se fueran a casa.
Siguiendo los dictados del Gobierno de Biden, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) pasó el jueves de dar reportes diarios a semanales de los casos y muertes por COVID-19. El viernes, la agencia acabó furtivamente con el programa limitado de distribución de mascarillas gratuitas. La semana pasada, el Dr. Eric Feigl-Ding, un epidemiólogo, reveló que los CDC habían ocultado datos que mostraban el rápido ascenso de las subvariantes BQ.1 y BQ.1.1, que se están convirtiendo rápido en las dominantes en EE.UU. y que ahora representan conjuntamente el 11,4 por ciento de todos los casos. En Nueva York, donde estas nuevas subvariantes tienen la mayor proporción en el país, las hospitalizaciones por COVID-19 aumentaron 9 por ciento solo en la última semana.
Los mismos procesos están en marcha en Europa, donde las infecciones, reinfecciones, hospitalizaciones y muertes por COVID-19 están aumentando consistentemente. En Alemania, el Oktoberfest y otros grandes eventos animados por los políticos están impulsando una segunda ola de infecciones de la variante BA.5, llevando las hospitalizaciones al borde de la capacidad. Desde el lunes, ha habido 680 muertes por COVID-19 en el país, un salto de más del 60 por ciento en tan solo dos semanas, y los expertos advierten que las nuevas variantes tan solo agravarán una situación ya sombría. En Francia, donde BQ.1 y BQ.1.1 ya representan la mayor parte de los contagios, las muertes por COVID-19 están aumentando consistentemente.
La profunda falta de entendimiento científico no es culpa de un público malinformado. La misantropía y el debilitante pesimismo no servirán para cambiar nada en la pandemia. En cambio, se debe hacer todo lo posible para contrarrestar la propaganda del Gobierno y educar a los trabajadores y jóvenes sobre la ciencia de la estrategia de eliminación de Cero COVID, que sigue siendo viable y necesaria hoy.
Hace casi un año exacto, el 24 de octubre de 2021, el World Socialist Web Site y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) coauspiciaron un poderoso seminario web con un panel de científicos líderes que detallaron una estrategia de eliminación global para acabar con la pandemia. Este horrendo último año, que ha sido testigo de un exceso de mortalidad de 6,2 millones, le da un matiz aún más importante a este evento. El seminario web desmintió concluyentemente que no se puede hacer nada para detener la pandemia y demostró, en cambio, que es posible salvar aún millones de vidas.
En el último año, la imprudencia que caracterizó las políticas pandémicas se ha extendido a la guerra por delegación de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania, que el propio Biden reconoció que amenaza con provocar un “Armagedón” nuclear. Los hospitales, las escuelas y la industria de EE.UU. e internacionalmente se encuentran colapsados debido a que la interminable secuencia de olas de COVID-19 ha causado una escasez masiva de personal. El próximo invierno será catastrófico a menos que la clase obrera tome acciones inmediatamente.
El capitalismo es un sistema social obsoleto y anárquico que no le ofrece ningún futuro a la humanidad y que necesita ser reemplazado por una economía socialista mundial planificada. La tarea principal que enfrenta la clase obrera internacional es desarrollar un movimiento global masivo para frenar la pandemia, poner fin a las guerras y reconstruir la sociedad sobre bases socialistas.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de octubre de 2022.)
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