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Discurso del mitin del IYSSE contra la guerra

La pseudoizquierda proimperialista respalda la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia

Este es el discurso de Tom Scripps, secretario nacional adjunto del Partido Socialista por la Igualdad en Reino Unido, en el mitin 10 de diciembre, “¡Por un movimiento de estudiantes y jóvenes para detener la guerra en Ucrania!” organizado por los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (IYSSE, por sus siglas en inglés). Para más información sobre unirte al IYSSE, visita la siguiente página.

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Tom Scripps | Discurso em el evento del IYSSE contra la guerra el 10 de diciembre

Las guerras sacan a la luz los verdaderos intereses de clase que representan las tendencias políticas.

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, los partidos socialdemócratas de todo el mundo aglutinados en la Segunda Internacional se alinearon detrás de los impulsos bélicos de sus respectivas naciones. El voto del Partido Socialdemócrata Alemán, el más grande del mundo, a favor de los créditos de guerra, fue una traición histórica al movimiento socialista.

Solo un pequeño grupo de internacionalistas revolucionarios, dirigidos por Vladímir Lenin, nadó a contracorriente y luchó por una lucha unida de la clase obrera internacional contra sus clases dirigentes nacionales, bajo la inmortal frase del socialista alemán Karl Liebknecht: “¡El principal enemigo está en casa!”.

Esta fue la lucha política que preparó la Revolución rusa de 1917, cuyo impacto sísmico puso fin a la sangrienta matanza.

En 1914, Lenin escribió “La guerra y la socialdemocracia rusa”, denunciando a los socialdemócratas franceses que alegaban una guerra defensiva contra la agresión alemana, y a los socialdemócratas alemanes que afirmaban combatir el despotismo ruso.

Explicó: “Ante todo, la socialdemocracia tiene el deber de mostrar el verdadero significado de la guerra y denunciar sin piedad las mentiras, los sofismas y la fraseología “patriótica” difundidos por las clases dominantes, los terratenientes y la burguesía, en defensa de la guerra”.

¿Cuál es el “verdadero significado” de la guerra en Ucrania, bajo la montaña de mentiras?

En 2014, el imperialismo estadounidense y el europeo ayudaron a instalar un régimen antirruso en Ucrania, apoyándose en grupos armados de fascistas. Los estrategas geopolíticos y los planificadores militares de Washington pretendían utilizar a Ucrania, por delegación, contra Rusia, amenazando su acceso al mar Negro, que es geoestratégicamente vital.

Se destinaron enormes recursos al ejército ucraniano. Se apoyaron sus ambiciones contra Rusia en Crimea y se celebraron debates sobre su ingreso a la OTAN. Desde que inició la guerra, estos envíos han aumentado masivamente, mientras la OTAN se sigue expandiendo hacia el este, en Escandinavia.

EE.UU. toma pasos agigantados en busca de la hegemonía mundial mediante el sometimiento de Rusia y, en última instancia, de China.

Esto no cambia por el hecho de que Rusia invadiera Ucrania el 24 de febrero de 2022. Pero esto es lo que la miríada de tendencias pseudoizquierdistas que equiparan a Rusia con las potencias imperialistas de la OTAN quiere hacer creer a los trabajadores y a los jóvenes.

Apoyándose en el argumento simplista de que Rusia disparó el primer tiro, estas organizaciones se hacen eco de la propaganda de la OTAN con denuncias del “imperialismo ruso” identificando al Kremlin en lugar de Washington como el Estado que busca dominar Europa del este y Eurasia.

La caracterización de Rusia y China como “imperialistas” sirve para legitimar la política de desintegrar estos países en un conjunto de regímenes títeres, con sus vastos yacimientos de petróleo, gas natural y minerales para que las potencias imperialistas de EE.UU. y la OTAN puedan controlarlos. Por ello estas tendencias nunca contextualizan la guerra en las tres décadas desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, en las que EE.UU. ha librado una serie ininterrumpida de guerras para abrir el mundo entero a sus ambiciones depredadoras.

Si se tratara simplemente de denunciar la invasión rusa, como explicamos en nuestra declaración, hay motivos de sobra para hacerlo “sin capitular a la narrativa reaccionaria y engañosa urdida por la OTAN y los medios corporativos occidentales”. Pero en nombre del apoyo a la supuesta guerra de autodeterminación de Ucrania contra el “imperialismo” ruso, los grupos pseudoizquierdistas le prestan apoyo a la guerra por delegación de EE.UU. y las potencias europeas contra Rusia librada por fuerzas ucranianas de extrema derecha.

Lenin y su colíder de la Revolución rusa, León Trotsky, escribieron mordazmente sobre aquellos que hicieron los mismos argumentos durante la Primera y la Segunda Guerras Mundiales.

En una resolución de 1915 sobre la Primera Guerra Mundial, Lenin escribió, “La cuestión de quién asestó el primer golpe militar o declaró primero la guerra es irrelevante a la hora de definir las tácticas de los socialistas. Las frases de ambas partes sobre la defensa de la patria, la resistencia a la invasión enemiga, una guerra defensiva, etc., no son más que engaños al pueblo”.

En “La guerra y la Cuarta Internacional” escrito en 1934, Trotsky tildó de delirio “el concepto de defensa nacional especialmente cuando coincide con la idea de la defensa de la democracia”. Explicó, “El carácter de la guerra no depende del episodio inicial por sí mismo (“una violación de la neutralidad”, “una invasión enemiga”, etc.) sino por las principales fuerzas motrices de la guerra, por toda la evolución de las mismas y por las consecuencias a las que finalmente conducen”.

El gran avance de Lenin fue conectar la traición chauvinista social de la Segunda Internacional a sus causas socioeconómicas: la presión sobre la vanguardia revolucionaria de un estrato privilegiado de la pequeña burguesía, incluida una aristocracia obrera, acostumbrada al nivel de vida ofrecido por la riqueza saqueada por su Estado nacional.

Hoy, la respuesta de la pseudoizquierda a la guerra en Ucrania refleja aún más directamente los intereses de la clase media acomodada, una capa social que se ha trasladado mucho hacia la derecha en las últimas décadas. Son viciosamente hostiles al socialismo. Están adictos al alza de las bolsas de valores, que necesitan sofocar la lucha de clases. Y están cada vez más alineados con el Estado capitalista.

Esta es la enorme brecha de clases que separa a los trotskistas del CICI y el IYSSE de todas las otras tendencias políticas, cuya función es encadenar a la clase obrera a este entorno reaccionario.

En Reino Unido, este proceso se consumó en los últimos años a través del apoyo de todas las tendencias pseudoizquierdistas a Jeremy Corbyn, cuya conducción del Partido Laborista supuestamente significaba un renacimiento socialista.

En su lugar, Corbyn y sus partidarios se doblegaron ante la derecha en todas las cuestiones de principio, sobre todo en su abandono de la oposición a la OTAN y al sistema de armas nucleares Trident.

El Partido Laborista está ahora firmemente en manos del belicista sir Keir Starmer, quien declaró su “apoyo inquebrantable” a la OTAN. A Corbyn ya ni siquiera se le permite ser uno de sus parlamentarios.

El grupo de 11 parlamentarios corbynistas actual se postró ante el belicismo de Starmer, retirando su apoyo a una carta abierta de Stop the War Coalition en la que se critica a la OTAN apenas una hora después de que le dijeran al grupo que la publicara.

En 2003, antes de la guerra de Irak, Stop the War Coalition encabezó una protesta de más de un millón de personas. Hoy, tras colapsar ante la primera salva del Partido Laborista y la prensa burguesa, apenas sigue operando.

El propio Corbyn hace ocasionalmente un llamado personal a un final negociado de la guerra, mientras le asegura a Radio Free Europe de la CIA que un laborismo bajo su liderazgo seguiría “apoyando el derecho de Ucrania a defenderse” y declarando que no “culpa a la OTAN por el hecho de que Rusia haya invadido Ucrania”.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional fundamenta su respuesta al conflicto de la OTAN con Rusia en la comprensión de que las mismas condiciones que causan la guerra dan paso a la revolución social, provocando que la clase obrera internacional entre en el campo de batalla.

En su declaración de 2016, “El socialismo y la lucha contra la guerra”, el CICI planteó los principios para construir un nuevo movimiento socialista de masas contra la guerra. Ante todo, insistimos, la lucha contra la guerra debe basarse en la clase obrera, la gran fuerza revolucionaria de la sociedad, uniendo tras ella a todos los elementos progresistas de la población”.

Ahora mismo en Reino Unido, cientos de miles de trabajadores están involucrados en huelgas nacionales a una escala no vista en generaciones y millones más votaron a favor de hacer huelga. Esto forma parte de un resurgir internacional de la lucha de clases impulsado por un hundimiento del nivel de vida íntimamente ligado a la guerra imperialista.

Los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social están decididos a preparar políticamente las luchas en curso de la clase obrera contra los belicistas del imperialismo. ¡Asume hoy la decisión de unirte a esta lucha por el socialismo auténtico!

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