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Perspectiva

¡Rechacen el sabotaje de Unifor y el UAW! ¡Expandan la lucha de los trabajadores automotores a toda América del Norte!

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Presidenta de Unifor Lana Payne en el inicio de negociaciones con Ford [Photo: Unifor/Twitter]

Las burocracias sindicales de ambos lados de la frontera de EE.UU. y Canadá están recurriendo a todos los obstáculos posibles para sabotear la lucha contractual de casi 170.000 trabajadores de la industria automotriz norteamericana.

En Canadá, el aparato de Unifor, el sindicato industrial más grande del país, está intentando hacer aprobar un acuerdo para 5.600 trabajadores de Ford Motor Company de la manera más abiertamente antidemocrática.

Casi dos horas tras la expiración del contrato a las 11:59 p. m. del lunes, Unifor anunció arbitrariamente una extensión de 24 horas para bloquear una huelga. La noche del martes, dijo que había logrado un acuerdo tentativo “histórico” con “mejoras transformativas”, pero sin ofrecer ningún detalle sobre estas supuestas “mejoras”. Resultaría que varios miembros dirigentes del equipo negociador ni siquiera habían tenido tiempo para leer el acuerdo antes de darle su aprobación “unánime”.

Cuando los trabajadores aún no conocen los términos del acuerdo tentativo, Unifor convocó a reuniones de ratificación para el sábado y una fecha límite del domingo a las 10 a. m. para votar. Las reuniones se llevarán a cabo en Zoom, en un intento claro de la burocracia para sofocar la disensión y prevenir que los trabajadores se reúnan en persona para discutir esta traición. Los trabajadores también han advertido que, si no han actualizado sus correos electrónicos, no podrán votar, lo que significa que los trabajadores más explotados con las vidas más caóticas no recibirán una notificación ni podrán votar en contra.

Los trabajadores de Ford en Canadá deberían rechazar este acuerdo por principio, dado el flagrante intento de Unifor de obligarles a aceptar un acuerdo entreguista. Si el contrato es tan “histórico”, ¿por qué la burocracia sindical lo oculta hasta el sábado y solo da a los trabajadores menos de 24 horas para tomar una decisión?

Un rechazo del acuerdo de trastienda de Unifor con Ford daría un enorme impulso al desarrollo de la oposición militante por parte de los trabajadores de toda Norteamérica. Pero solo sería el primer paso.

Las burocracias sindicales a ambos lados de la frontera están demostrando que trabajan para las empresas, conspirando con el Gobierno de Trudeau en Canadá y el Gobierno de Biden en EE.UU. contra los trabajadores. Para que los trabajadores se unan y pongan fin a este sabotaje, se necesitan estructuras organizativas bajo el control de los propios trabajadores, comités de base en cada planta, que proporcionen un medio para que los trabajadores de Canadá, EE.UU., México y otros lugares se comuniquen entre sí y coordinen acciones a nivel internacional.

Al otro lado de la frontera, el presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, está paralizando la lucha de 150.000 trabajadores de Ford, General Motors y Stellantis en Estados Unidos, que votaron abrumadoramente a favor de la huelga el mes pasado. El UAW ha convocado a menos del 10 por ciento de los trabajadores de dos plantas y media en falsas huelgas “stand-up” o “de pie”, cuyo objetivo es aislar y desmoralizar a los trabajadores automotores para terminen aceptando un acuerdo favorable a la patronal.

En lugar de convocar a todos sus miembros, el UAW permite a las empresas despedir a los trabajadores planta por planta, sin que los trabajadores sepan si tienen derecho a prestaciones por desempleo o un sueldo de huelga. Y al permitir que expiren los contratos de los trabajadores de las Tres Grandes en lugar de prorrogarlos, el UAW está permitiendo que las empresas despidan a los trabajadores por infracciones menores, como parte de la estrategia del propio sindicato para desanimar a los trabajadores.

La ampliación de la huelga a los trabajadores de Ford en Canadá afectaría gravemente a las operaciones de la empresa, que depende de las instalaciones de motores de Windsor para aproximadamente el 30 por ciento de los motores necesarios para la camioneta de la serie F, el vehículo más rentable de Ford. Fain sin duda le ha garantizado a la Administración de Biden que conseguirá contratos entreguistas, esforzándose por evitar cualquier impacto grave en las ganancias de las Tres Grandes —GM, Ford y Stellantis— mediante los paros limitados. No dice casi nada sobre la lucha en Canadá. Es un intento deliberado de mantener a los trabajadores estadounidenses desinformados y aislados de la lucha de sus hermanos y hermanas al otro lado de la frontera.

Las burocracias sindicales de Canadá y EE.UU. están estrechamente integradas a través de una alianza corporativista con las empresas y los Gobiernos. En Canadá, Unifor es uno de los principales defensores de las políticas económicas proteccionistas de “Norteamérica primero”, que las clases dominantes de Ottawa y Washington están utilizando para preparar su guerra entre las grandes potencias. El fortalecimiento de un bloque comercial proteccionista norteamericano mediante la consolidación de las cadenas de suministro de materias primas críticas también es clave para la transición a los vehículos eléctricos. El coste de esta transición recaerá sobre los propios trabajadores si la patronal y sus “socios” sindicales se salen con la suya.

Unifor y el UAW también sirven como pilares clave de apoyo a las políticas de guerra de clases de la élite gobernante, incluyendo la imposición de medidas de austeridad a los trabajadores y la dramática escalada del gasto militar. Mientras el UAW trata de sofocar la lucha de los trabajadores automotores, el presidente ucraniano Zelenski visita la Casa Blanca para reunirse con Biden y discutir la escalada de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia.

Tras meses de las mayores oleadas de huelgas en décadas en toda Norteamérica, los Gobiernos de Washington y Ottawa no pueden tolerar un movimiento transfronterizo que podría convertirse en un desafío directo a sus exigencias de que los trabajadores se sacrifiquen mediante la “contención” salarial y la austeridad para pagar la guerra.

La determinación de Unifor y del UAW de estrangular la lucha automotriz es tan solo la más reciente de muchas traiciones consecutivas por cuatro décadas. Desde la división reaccionaria y nacionalista del sindicato Canadian Auto Workers del UAW en 1985, tanto la facción estadounidense como la canadiense de la burocracia han enfrentado a los trabajadores en una carrera hasta el fondo en materia de salarios, condiciones y empleos.

La presidenta de Unifor, Lana Payne, presumió esta tradición durante la lucha actual, la primera vez en décadas que los trabajadores automotores estadounidenses y canadienses negocian contratos simultáneamente, lo que los pone en una posición poderosa para organizar una lucha conjunta. Payne adoptó la consigna “Trazar nuestro propio camino”, que pretende convencer a los trabajadores canadienses de que no tienen nada en común con sus colegas estadounidenses. También ha celebrado la escisión de 1985 como un “progreso”.

La realidad es que los argumentos “izquierdistas” y “progresistas” utilizados para justificar la escisión sirvieron para encubrir la estrategia corporativista antiobrera de la burocracia, que consistía en utilizar el dólar canadiense, más barato, y la asistencia sanitaria financiada por el Estado para ofrecer a las corporaciones mundiales costes laborales más bajos que en Estados Unidos. El resultado fue que los trabajadores de ambos lados de la frontera se vieron obligados a competir entre sí para ver quién podía ofrecer mayores concesiones.

Los trabajadores del automóvil deben intervenir para poner fin a esta traición combinada de Unifor y el UAW.

Los trabajadores de Ford, a quienes se les pide que voten un acuerdo provisional mientras Unifor los tiene cegados y amordazados, deberían rechazarlo contundentemente.

Deben convocarse reuniones de emergencia en todos los locales, aprobar resoluciones a favor de una huelga en toda la industria y se deben hacer preparativos para expandir la huelga en Estados Unidos y parar las operaciones de las Tres Grandes de Detroit en Canadá.

Una huelga total solo se hará realidad a través de la iniciativa de las bases. Deben establecerse comités independientes en cada planta para poner el poder en manos de los trabajadores en las líneas de producción.

Los trabajadores de todos los países se enfrentan a empresas organizadas a escala mundial y deben unirse internacionalmente para contrarrestar el ataque global de la patronal automotriz contra los puestos de trabajo y las condiciones laborales. Existe una poderosa base objetiva para ello. Los trabajadores automotores de EE.UU. y Canadá tienen poderosos aliados en México, donde los trabajadores también se enfrentan a despidos masivos como parte de la transición a los autos eléctricos. En Italia, Francia, Turquía, Alemania y muchos otros países se están desarrollando huelgas y luchas contractuales. Esto forma parte de un creciente auge de la clase obrera en todo el mundo.

Al crear la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), el Comité Internacional de la Cuarta Internacional explicó que su objetivo era coordinar las luchas en diferentes fábricas, industrias y países en oposición a la clase dominante y a los sindicatos corporativistas. “La clase obrera está dispuesta a luchar. Pero está encadenada por organizaciones burocráticas reaccionarias que suprimen toda expresión de resistencia”, explicó el CICI.

La batalla de los trabajadores estadounidenses y canadienses de la industria automotriz demuestra claramente la necesidad de que las bases se organicen para tomar las riendas de su lucha.

El WSWS urge a todos los trabajadores automotores de EE.UU. y Canadá que llenen el siguiente formulario para recibir asistencia en la formación de un comité de base en su planta.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de septiembre de 2023)

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