La Asociación Histórica Estadounidense (AHA, siglas en inglés), una destacada organización de historiadores en Estados Unidos, aprobó el domingo 4 de enero una resolución titulada “Resolución para oponerse al escolasticidio en Gaza”. La resolución fue adoptada durante la 138.ª reunión anual de la asociación en la ciudad de Nueva York.
La moción, propuesta inicialmente en noviembre, fue aprobada con 428 votos a favor y 88 en contra. Ahora pasará al consejo electo de la AHA, que debe aprobarla, vetarla o rechazar la moción, lo que significaría someter la resolución a consulta entre los 11.000 miembros de la organización.
La resolución acusa a Israel de cometer escolasticidio—la destrucción masiva intencional de la educación—apoyado y facilitado por Estados Unidos. Comienza explicando que “el gobierno de Estados Unidos ha financiado la campaña de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Gaza con más de 12.500 millones de dólares en ayuda militar entre octubre de 2023 y junio de 2024. Esa campaña, además de causar la muerte masiva y lesiones a civiles palestinos y el colapso de las estructuras básicas de la vida, ha destruido efectivamente el sistema educativo de Gaza”.
Asimismo, cita cifras documentadas por expertos de las Naciones Unidas en abril, quienes comenzaron a registrar la destrucción sistemática de escuelas, universidades e institutos de enseñanza en Gaza. Los datos destacan que 261 maestros y 95 profesores universitarios están entre las más de 100.000 víctimas del genocidio en Gaza, pero es probable que la cifra real de educadores asesinados sea mucho mayor que las estimaciones de la ONU.
La resolución justifica su acusación de escolasticidio señalando que, desde octubre de 2023, las fuerzas militares israelíes han destruido el 80 por ciento de las escuelas en Gaza, dejando a más de 625.000 niños sin acceso a la educación. Señala que el ejército israelí ha destruido las 12 universidades de Gaza; la mayoría de los archivos, bibliotecas, centros culturales, museos y librerías; 195 sitios patrimoniales, 227 mezquitas y tres iglesias; además de desplazar de manera forzada y violenta a la población de Gaza, privándola de todo acceso a la educación.
La AHA concluyó su resolución declarando que “la AHA llama a un alto el fuego permanente para detener el escolasticidio”, y añadió que la asociación debería “formar un comité para ayudar en la reconstrucción de la infraestructura educativa de Gaza”.
Antes de la votación, se llevó a cabo un debate que permitió que cinco personas hablaran a favor y cinco en contra de la resolución. Durante el debate, el salón del hotel donde se realizó la reunión estaba lleno a su máxima capacidad.
Hablando en apoyo de la resolución, Sherene Seikaly, profesora asociada de historia en la Universidad de California, Santa Bárbara, señaló que “la historia está gritando al presente… la AHA ha estado ensordecedoramente en silencio. El silencio es complicidad”.
Seikaly trabajó con el grupo Historiadores por la Paz y la Democracia en la redacción y promoción de la resolución. En declaraciones a Democracy Now!, Seikaly explicó que no solo es Israel el que está encubriendo el genocidio, sino que “esto también está ocurriendo en los medios de comunicación dominantes, en los tribunales y en nuestras universidades… [la verdad] ya no puede esconderse bajo los escombros”.
Otra defensora de la resolución es Barbara Weinstein, profesora de historia en la Universidad de Nueva York y expresidenta de la AHA. En conversación con Democracy Now!, Weinstein destacó el cambio que ha estado ocurriendo en la AHA, que a menudo se ha mostrado reticente a emitir declaraciones abiertamente políticas. Declaró:
Con el paso de los años, ha quedado cada vez más claro que no podemos tener una definición estrecha de cuáles son nuestros roles como historiadores, y ha habido cada vez mayor disposición a tomar una posición sobre cuestiones que se relacionan directamente con nuestros roles como historiadores, educadores, investigadores y archivistas. Así que esto indica realmente una voluntad significativa de la organización para pensar en su papel de manera más amplia.
Los oponentes de la resolución argumentaron que la AHA no es una organización política y aseguraron que aprobar dicha resolución alimenta los ataques contra la academia.
Natalia Petrzela, profesora de historia en The New School, afirmó que “adoptar esta resolución como la postura de la AHA perjudicará a la profesión histórica y al ámbito académico en general… los ataques [a la academia] solo se intensificarán con la próxima administración [de Trump]”.
Petrzela también señaló que la resolución que condena el genocidio en Gaza constituye “una visión de izquierda bastante radical sobre la guerra entre Israel y Hamas”.
Entre quienes se opusieron a la resolución se encontraban Suzanne Marchand, presidenta electa de la AHA, y Jim Grossman, director ejecutivo de la AHA, quien afirmó que “como organización de miembros, mantenemos nuestra distancia de temas que generan controversia dentro y entre nuestros miembros”. Sin embargo, cabe destacar que Grossman utilizó su posición para apoyar el Proyecto 1619 del New York Times, que tergiversó la historia estadounidense en línea con las políticas racialistas del Partido Demócrata.
La resolución aprobada por la AHA no es la primera de este tipo para la organización. En febrero de 2022, la AHA aprobó una resolución denunciando la invasión rusa de Ucrania, prácticamente declarando su apoyo a la guerra por delegación respaldada por Estados Unidos y la OTAN, que ha provocado cientos de miles de muertes. Esa resolución declaró que los historiadores “apoyan vigorosamente a la nación ucraniana y a su pueblo en su resistencia a la agresión militar rusa”.
Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre la lucha de los palestinos, posiblemente el pueblo más oprimido del planeta tras décadas de anexiones y ocupación israelí, y la guerra llevada adelante por el gobierno ucraniano respaldado por el imperialismo, plagado de neonazis y fascistas, que Washington busca utilizar para someter a Rusia sin importar el costo en vidas ucranianas. La falta de perspectiva histórica prácticamente ha borrado las causas fundamentales de la invasión rusa de 2022, incluyendo la expansión constante de la OTAN hacia el este, hasta las fronteras de Rusia, desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, y ha encubierto los vínculos directos entre el régimen ultraderechista de Kiev y sus predecesores, como Stepan Bandera, cuyo movimiento fascista colaboró con los nazis en la masacre de judíos ucranianos.
Esto no justifica la invasión reaccionaria llevada a cabo por el régimen de Vladimir Putin, que representa a las fuerzas procapitalistas surgidas de la burocracia estalinista contrarrevolucionaria que disolvió la Unión Soviética y se apropió de su propiedad nacionalizada. No obstante, sitúa la guerra por delegación entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en su contexto histórico y político, exponiendo la falsa afirmación de que la invasión rusa fue completamente no provocada.
La declaración de la AHA sobre Gaza es un posicionamiento bienvenido. Desde la aprobación de la resolución, los medios de comunicación dominantes o bien la han ignorado o la han denunciado. Un artículo de opinión publicado el 9 de enero en el New York Times criticó la resolución, repitiendo el trillado y falso argumento de que Hamas utiliza escuelas como refugio para combatientes, lo que justificaría la destrucción de las escuelas junto con los estudiantes y maestros en su interior. Un artículo similar fue publicado en The Times of Israel .
Miembros de otra importante organización académica, la Asociación de Lenguas Modernas (MLA por sus siglas en inglés), impulsaron en noviembre una resolución similar, acusando a Israel de escolasticidio. Sin embargo, los líderes de la MLA han tratado de evitar que la resolución llegue a una votación entre sus miembros.
La guerra israelí en Gaza y su genocidio de palestinos son profundamente impopulares entre el público. Desde octubre de 2023, millones de personas en todo el mundo han expresado indignación y horror frente al genocidio llevado a cabo por Israel con el respaldo estadounidense. El apoyo de la clase dominante estadounidense al genocidio en Palestina forma parte de su agenda más amplia en Medio Oriente, que incluye guerras y cambios de régimen contra Irán, siendo esto parte de una guerra global por la hegemonía imperialista de Estados Unidos dirigida contra Rusia y China.
Para llevar adelante las guerras y el militarismo, las potencias imperialistas han atacado los derechos democráticos de la población. Esto es evidente en el ámbito académico, donde decenas de estudiantes y profesores han sido expulsados, despedidos o sancionados por expresar su condena al genocidio en Gaza. Ejemplos de estos ataques incluyen el despido de la profesora de Muhlenberg College, Maura Finkelstein, y la denuncia pública del catedrático Dwayne Booth en la Universidad de Pensilvania.
El hecho de que dos importantes organizaciones académicas hayan redactado o aprobado resoluciones condenando el genocidio y el escolasticidio en Gaza es significativo. Esto ocurre en el contexto de la victoria electoral de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024. Desde su victoria, la administración Biden ha intensificado la agresión contra Rusia, Siria, Irán y China. Trump promete una escalada masiva aún mayor de estas agresiones en el extranjero, como ha dejado claro en declaraciones recientes .
Quince meses de protestas y apelaciones inútiles a políticos y gobiernos capitalistas para detener el genocidio en Gaza revelan que se requiere un nuevo camino. Para oponerse a la guerra y defender los derechos democráticos, no basta con expresar indignación. La oposición a estos crímenes debe basarse en una fuerza social que tenga tanto el poder como la necesidad objetiva de detener el derramamiento de sangre. Esa fuerza social es la clase trabajadora internacional.
(Artículo originalmente publicado en inglés el 13 de enero de 2025)
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