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Perspectiva

La matanza israelí respaldada por EE.UU. en Gaza: revista médica Lancet estima 186.000 palestinos muertos

El régimen israelí ha matado a 186.000 personas en su genocidio de nueve meses contra los palestinos en Gaza, una cifra mucho más alta que el total publicado en los medios de comunicación corporativos, según un análisis de la revista médica revisada por pares, The Lancet

Un niño palestino mira las tumbas de personas fallecidas en los bombardeos israelíes de la Franja de Gaza y enterrados al interior del Hospital Al Shifa, Ciudad de Gaza, 31 de diciembre de 2023 [AP Photo/Mohammed Hajjar]

La horrenda cifra significa que aproximadamente el 8 por ciento de la población del enclave antes de la guerra ha muerto por bombardeos aéreos, inanición o a enfermedades y problemas de salud crónicos debido a la falta de servicios básicos de salud. 

El número de muertos, basado en una metodología conservadora aplicada por científicos de salud pública, subraya una vez más la urgencia de que la clase obrera internacional intervenga al frente de un movimiento mundial contra la guerra para poner fin al genocidio de Gaza y al bárbaro sistema capitalista que lo ha producido.

La escalofriante estimación del informe tomó como punto de partida el número oficial de muertos informado por el Ministerio de Salud de Gaza en el momento de la preparación del estudio, de 37.396. Señaló que esta cifra es, sin duda, un recuento sumamente incompleto. Dado que Naciones Unidas estimó que el 35 por ciento de todos los edificios en Gaza han sido destruidos a fines de febrero, es probable que haya al menos 10.000 cuerpos enterrados bajo los escombros, pero no se incluyen en la estimación de The Lancet.

Según el estudio, en los “conflictos recientes”, el número de muertes indirectas suele oscilar entre tres y 15 veces el número total de muertes directas. Aplicando la fórmula de cuatro muertes indirectas por cada muerte directa al genocidio de Gaza, el informe llegó a la espantosa conclusión de aproximadamente 186.000 víctimas.

La proporción de muertes indirectas podría ser mucho mayor, dada la enorme cantidad de municiones arrojadas sobre Gaza y la bárbara política del Gobierno israelí de negar alimentos, suministros médicos, combustible y otras necesidades básicas a la población desesperada. Por lo tanto, el número de muertos podría ser muchas decenas de miles o incluso cientos de miles mayor que la estimación de The Lancet. Una proporción de 10 muertes indirectas por cada muerte directa, aún dentro del rango de “conflictos recientes” citado por The Lancet, produciría una estimación de más de 400.000 muertes.

Para encontrar ejemplos comparables, es necesario recordar los crímenes de los regímenes más brutales de la historia. Durante la guerra de aniquilación de los nazis contra la Unión Soviética, una campaña de agresión planificada previamente y destinada a exterminar a los judíos de Europa y crear un “lebensraum” [espacio vital] para el imperialismo alemán, los Einsatzgruppen de las Waffen-SS encargados de masacrar a los judíos mataron a un estimado de 500.000 en los primeros seis meses de la invasión.

Israel ha sido capaz de matar y mutilar a palestinos y destruir la infraestructura de Gaza a tal escala solo gracias al flujo constante de armas de alto calibre de Estados Unidos, Alemania y otras potencias imperialistas. Esto incluye unas 14.000 bombas de 2.000 libras, que pueden aplanar varios edificios a la vez. Sin duda, el número de muertes indirectas ha aumentado debido a los ataques contra hospitales y centros de atención primaria de la salud, y a la destrucción de las plantas de tratamiento del agua, las aguas residuales y otras infraestructuras básicas. Según la ONU, solo un tercio de los hospitales de Gaza y el 30 por ciento de las instalaciones de atención primaria de salud están funcionando hasta cierto punto.

La negación deliberada de alimentos, agua y otra ayuda a los palestinos ha expuesto a miles a una muerte lenta por inanición. En el último informe de Clasificación Integrada de Fases Alimentarias (IPC, sigla en inglés) de la ONU sobre los niveles de hambre, los expertos internacionales descubrieron que más de uno de cada cinco habitantes de Gaza “pasa días enteros sin comer” y se enfrenta a niveles “catastróficos” de inseguridad alimentaria. Más de la mitad de la población no tiene alimentos para comer en casa, y el 96 por ciento se enfrenta a la inseguridad alimentaria a niveles de “crisis”, que es la fase 3 en la escala de cinco fases del IPC.

El régimen sionista de extrema derecha está llevando a cabo estos crímenes contra la humanidad con cálculos a sangre fría. Sin embargo, el primer ministro Benjamín Netanyahu y su régimen fascista solo pueden actuar como lo hacen porque cuentan con el apoyo incondicional de las potencias imperialistas.

El presidente estadounidense Biden, el canciller alemán Scholz y otros líderes imperialistas no solo han asegurado que el cofre de guerra de Israel esté lleno de las armas más destructivas que el dinero puede comprar. También han emprendido una represión radical para silenciar a todos los opositores al genocidio, incluidos muchos judíos, a quienes han calumniado escandalosamente como antisemitas.

Los mismos líderes políticos y sus voceros comprados y pagados en los medios corporativos se han dedicado incansablemente a encubrir y justificar la escala de los crímenes de guerra de Israel. A finales de octubre, cuando el Ministerio de Salud de Gaza reportó que la cifra oficial de muertos después de menos de tres semanas de la embestida de Israel era de 6.500, Biden afirmó que “no confiaba en el número que los palestinos están usando”. El recién elegido primer ministro británico Keir Starmer hizo la infame declaración en una entrevista de radio el año pasado que Israel tiene el “derecho” de cortar la electricidad, el agua, el combustible, los suministros médicos y alimentarios a Gaza en nombre de la “autodefensa”.

Su objetivo ha sido normalizar la muerte y la destrucción a una escala comparable a las guerras mundiales imperialistas del siglo pasado. A medida que las contradicciones irreconciliables del capitalismo impulsan al imperialismo estadounidense y europeo a participar en un nuevo reparto del mundo para hacerse de los mercados, las materias primas y las reservas de mano de obra para explotar, no tolerarán ninguna restricción en la búsqueda de sus intereses económicos y geopolíticos.

Las contradicciones entre la economía globalizada y la división del mundo en Estados nación, y entre la propiedad privada de los medios de producción y su carácter social, obligan a las élites gobernantes en todos los países imperialistas a perseguir los intereses de “su” clase capitalista unos contra otros y contra la clase trabajadora en todo el mundo por medio de la guerra.

El imperialismo estadounidense, alemán, británico y francés también ha alimentado la guerra en Ucrania contra Rusia, que se ha cobrado la vida de unos 500.000 ucranianos, de edades muy jóvenes, y decenas de miles de rusos, para subyugar a Rusia al estado de una semicolonia y saquear sus recursos naturales. Se están preparando no menos agresivamente para la guerra con China en la región de Asia Pacífico. Aceptan el peligro de que estos conflictos puedan convertirse en una conflagración nuclear que supondría el fin de la civilización humana.

A partir de hoy, Biden será el anfitrión de la cumbre de la OTAN, donde participarán sus pares imperialistas y belicistas en Washington. Durante los próximos tres días, planearán y finalizarán los detalles de una escalada imprudente de la guerra en Ucrania, partiendo del despliegue de tropas terrestres de la OTAN, lo que garantiza una guerra directa entre la OTAN y Rusia. Las potencias imperialistas han dejado en claro que están dispuestas a aceptar los niveles de muerte y destrucción de Gaza donde lo dicten sus intereses depredadores.

Dos semanas después de la cumbre de la OTAN, Netanyahu visitará Washington para proporcionar un informe de progreso a los demócratas y republicanos en el Congreso sobre la “solución final” de la cuestión palestina en Gaza. Recibió una invitación bipartidista para subrayar la importancia que el imperialismo estadounidense otorga al genocidio como parte de su preparación de una guerra en toda la región para consolidar su dominio en la región rica en fuentes energéticas de Oriente Próximo, con Irán en la mira.

El World Socialist Web Site y el Partido Socialista por la Igualdad han convocado a una manifestación y reunión pública en Washington D.C. el 24 de julio. El propósito de esta manifestación no será apelar a Biden, Netanyahu ni los demás criminales de guerra para que cambien de rumbo. Más bien, sentará las bases para la construcción de un movimiento internacional contra la guerra en la clase trabajadora, que ofrece la única forma realista de oponerse al genocidio y al desarrollo de una tercera guerra mundial. La manifestación se organiza bajo los siguientes principios:

En primer lugar, la lucha contra la guerra requiere una ruptura incondicional e irreversible con los dos partidos patronales, el demócrata y el republicano, y el establecimiento de la independencia política de la clase trabajadora.

En segundo lugar, el movimiento contra el genocidio y la guerra debe ser internacional, uniendo a los trabajadores de todos los países y continentes sobre la base de sus intereses de clase comunes.

En tercer lugar, la lucha contra la guerra debe ser anticapitalista y socialista, ya que no puede haber una lucha seria contra la guerra, excepto en la lucha para poner fin a la dictadura del capital financiero y el sistema económico que es la causa fundamental de la guerra.

Animamos encarecidamente a todos los trabajadores y jóvenes que estén de acuerdo con estos principios a que nos acompañen en Washington D.C. el 24 de julio.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de julio de 2024)

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